La economía suicida

Algo sensacionalista, aunque no por ello menos interesante, el artículo Economía Suicida de Alfons Cornella y Sergi Rucabado en if… en el cual advierten que el capitalismo podría colapsarse si una parte de la población deja de actuar de forma racional de acuerdo con sus intereses y cae en una espiral de crédito y consumo que no puede controlar.
Como bien se apuntan Cornella y Rucabado, la tensión esencial de la sociedad actual es entre el individualismo feroz y el corto plazo y el pensamiento a largo plazo basado en redes y ecosistemas conectados que requiere un mundo globalizado.
En medicina cuando un grupo de células se descontrola, adquiere un poder excesivo y empieza a agredir a las demás, eso tiene un nombre: cáncer. Por cierto que las investigaciones más recientes parecen indicar que el cáncer no es un defecto de células viejas que mutan, sino una enfermedad del sistema inmunológico que tiende a activarse cuando una parte del cuerpo es sistemáticamente agredida por un agente externo, como el caso de los pulmones con la nicotina. Las mismas células responsables de luchar contra el agresor se vuelven locas, mutan y empiezan a atacar a las células sanas. La analogía con las revoluciones sociales es escalofriante.
¿Es posible escapar de esta trampa de pensamiento tribal suicida? Yo creo que si. Una parte de la solución se llama Gift Economy algo que la Wikipedia describe como «un sistema económico donde los bienes se dan sin un acuerdo previo de compensación futura». El mismo artículo de la Wikipedia cita el libro Mutual Aid: A Factor of Evolution escrito en 1902 por Kropotkin en el cual argumenta que la supervivencia de las especies y gran parte del progreso humano depende en buena medida de la tendencia a ayudarse unos a otros.
Es bastante significativo que una cantidad apreciable de grandes millonarios están de acuerdo en que las probabilidades de éxito en la vida dependen en gran parte de la cantidad de gente que conoces que se jugaría el cuello por ti: los judios dirían en un tiempo que tus probabilidades de supervivencia son una función del número de amigos que tengas dispuestos a jugarse el gaznate por esconderte de los nazis.
En Kriptópolis lo exponen hablando de la Wikipedia diciendo que la gente «constructiva» tiende a agruparse y ayudarse unos a otros, mientras los nihilistas suelen ir más por libre.
Yo creo que el Software Libre tiene mucho que aportar en la búsqueda de soluciones a la economía suicida. Porque, el Software Libre es el mejor ejemplo de «economía del regalo» que funciona en la práctica.
Los hay quienes como Yochai Benkler predicen que el Commons-based peer production supondrá en 10 años el fin del corporativismo y de la creación individualizada. En oposición a quienes como Nicholas Carr especulan que los sitios Web 2.0 que se basan en aportaciones de los usuarios, sobreviven sólo porque no ha emergido aún una correcta forma de mercado para este nuevo tipo de trabajo colectivo.
Sea cual sea la predicción correcta (Benkler o Carr) para mi está claro que las contribuciones a priori no renumeradas son un pilar fundamental de progreso.
Por cierto que si uno mira la etimología de la palabra «sna» se encuentra que procede del griego «eleemosyne» (compasión y misericordia) pero en hebreo la sna es «sadaqah» que significa «justicia». Casi todas las lenguas europeas adoptaron modificaciones del griego: «aumone» (francés) «almosen» (alemán), hasta el polaco «jalmuzna» es una transformación del griego. Quizá simplemente sea hora de que dejemos de asociar negativamente el que otros participen de nuestra bienes, que, como escribía Juantomás, aprendamos que compartir no es lo mismo que repartir y que volvamos a la idea de la compartición como un acto de justicia antes que como una acto de caridad.

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