¿Abolir la propiedad intelectual?

Via un mail en el foro de ATI y la lista de Hispalinux, leo en laRepública.es que durante la I Jornada sobre Ciudadanía, Libertad y Conocimiento celebrada en Granada Stallman ha propuesto eliminar el término «propiedad intelectual» para no confundir las leyes que afectan al software con las que se aplican a los objetos físicos.
Aunque no da una alternativa concreta, Stallman propone usar términos más precisos como «derechos de autor» o «patentes».
Aunque hay autores como Jorge Cortell que propugnan la abolición de cualquier forma de propiedad intelectual, tal externo llevaría a la propia destrucción del movimiento del Software Libre puesto que al no respetar ninguna forma de propiedad intelectual tampoco se respetarían las licencias libres.
De acuerdo que las cosas son lo que se nombran, pero no saquemos la planta del tiesto: el creador de una obra es el PROPIETARIO de la misma. Es razonable que dicho reconocimiento de propiedad venga acompañado de la obligación de otorgar derechos a terceros, lo mismo que quien tiene una finca privada tiene la obligación legal de permitir el paso al público en determinados supuestos. Pero de que tenga que hacer algunas concesiones, a que no tenga ninguna propiedad sobre la obra hay un largo trecho.
Todos los programadores que despotrican salvajemente contra la SGAE deberían percatarse de que ellos están en el fondo en el mismo barco que los músicos. Y que si seguimos erre que erre tirando piedras contra el tejado de la propiedad intelectual vamos a conseguir que la ciudadanía acabe pensando que la creación de obra intelectuales como el software y la música es necesariamente pública gratuita y nunca debería ser retribuida en ningún caso. Ojo que no estoy defendiendo lo del canon, que es un despropósito, pero sí que las leyes que haya se respeten para evitar que la propiedad intelectual se convierta en el salvaje oeste.
La transgresión impune de las leyes de propiedad intelectual es especialmente flagrante en Asia. Esta semana, por ejemplo, me han enseñado un clon de Nokia N95 comprado en vietnam por 49 dólares. A simple vista es indistinguible de un N95 genuino. Lleva una copia pirata del mismo sistema operativo, y externamente es indistinguible, excepto por la batería que es de inferior calidad a las originales de Nokia. Es intolerable que una empresa asiática pueda comercializar impunemente a gran escala productos piratas al amparo de inacción de las autoridades locales. Y sí he dicho bien, productos pi-ra-tas. Que quede claro que los miles de millones del VII Programa Marco de I+D Europeo (y otros tantos programas) no són para pagar la I+D gratis a nadie.

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