Técnicas de venta guerrillera en tecnología

Ya vamos para 9 años con KnowGate, de modo que hay algunas cosas que puedo contar sobre lo que es tener una empresa de tecnología.
En la red hay una carpeta llamada \\Jupiter\Clientes\Ofertas\ que contiene cerca de 600 ofertas y más de 11.000 ficheros. En media, hemos presentado una oferta económica a un cliente por semana durante casi 10 años.
Dicho así no suenan a muchas ofertas, pero teniendo en cuenta que la empresa es una PyME y que cada proyecto dura entre 2 meses y 2 años son realmente montón de propuestas.
El caso es que somos málisimos presentando propuestas de servicios profesionales. De hecho, estadísticamente perdemos nueve de cada diez ofertas que presentamos. Somos tan malos que últimamente casi hemos dejado de presentar propuestas y, o vamos a tiro hecho de antemano, o no nos molestamos en escribir papelitos.
Explicaré a continuación las razones por las cuales tenemos un ratio tan pobre de éxito comercial. Empezando por una DECLARACIÓN DE PARTIDA:
En circunstancias normales ningún cliente compra tecnología a una PyME
¿Qué quiero decir con circunstancias «normales»? Pues si el cliente tiene presupuesto y plazo suficientes y un objetivo bien definido, y patrocinio de la alta dirección, normalmente se deja seducir por el branding de una gran consultora y le da el proyecto al proveedor más gordo de todos que le entra con el rollo del proveedor integral de servicios plenos.
Entonces ¿que puede hacer un PyME para vender? ¿cómo se las apañan para sobrevivir? Ahí es donde entran en juego las tácticas guerrilleras.
1º) El adjudicatario tiene que subcontratar a alguien competente a fin de cuentas
De vez en cuando trabajamos (por necesidad) con una empresa donde son malos de verdad, en serio, todo el mundo que los prueba dice que son malísimos. Pero tienen unas oficinas deslumbrantes y el respaldo de «un gran grupo». Y venden un montón. Lo cual nos viene fenomenal para ir de comparsita. El único problema es el margen de intermediario. Algunos son decentes y cobran un 15 o un 20%, lo cual es razonable, pero hay intermediarios que cargan más del 100% de sobreprecio a cambio básicamente de nada.
2º) Los clientes compran cuando no encuentran nada que les sirva
Existen clientes con requisitos técnicos y funcionales lo bastante especiales como para que casi ningún proveedor pueda hacer una propuesta decente. En el año 1999 vendíamos proyectos basados en XML, ahora XML lo sabe todo el mundo y no supone ninguna ventaja competitiva, pero por aquel entonces saber XML bien marcaba una diferencia. Lo mismo puede suceder con el conocimiento de un sector vertical concreto como la logística, la automoción, el turismo o la trazabilidad alimentaria. Un producto yankee, por bueno y mastodóntico que sea (tipo SAP) no tiene nada que hacer en nichos concretos donde el software estándar no sirva.
3º) Los clientes compran después de que les haya explotado algo en las narices
Es típico licitar los grandes proyectos informáticos por debajo de lo razonable. Después de un ostiazo mayúsculo de la superconsultora de turno, el cliente se queda demasiado tocado presupuesariamente como para empezar de nuevo con una gran consultora, entonces baja su presupuesto desde los millones o los centenares de miles hasta las decenas de miles, una banda de presupuesto en la que las grandes no pueden o no quieren entrar.
Lo bueno de estos proyecto de limpieza de material radiactivo es que, si salen bien abren la puerta de un cliente al que de otro modo no se podría acceder. Es el caso de las grandes empresas con procesos muy complicados (y hasta humillantes) de certificación de proveedores que sólo es posible saltarse cuando están muy desesperados.
4º) Los clientes compran cuando están asustados y tienen prisa
Casi todos los años hay cosas que deberían estar listas el 1 de septiembre pero cuya ejecución ni siquiera se ha comenzado el 15 de julio. Esto sucede porque los clientes empiezan a planificar el cierre de proyectos en mayo para que en ningún caso un proyecto retrasado les fastidie las vacaciones, pero casi siempre hay alguna campaña anual que se queda descolgada. Una gran consultora no es lo bastante ágil para coger este tipo de proyectos (el día 20 de julio el comercial de grandes cuentas lo más seguro es que esté en la playa de vacaciones). Los proyectos que se planifican para septiembre suelen retrasarse y estar listos (más o menos) para la campaña de navidad, pero para cuando llega el comercial de la gran megaconsultora ya estás más enganchado en el proyecto que una garrapata y no hay forma de quitarte.
5º) Los clientes compran cuando no tienen dinero para algo más caro
Dado que el presupuesto disponible para software en las empresas (incluso las grandes) es bastante bajo, cuanto menores sean los costes de estructura del proveedor, mayor es la probabilidad de poder bajar lo suficiente el precio.
Lo malo de este escenario es que hay muchas PyMEs que no pueden crecer (incluído el caso de la línea de servicios de KnowGate) porque crecer implica mayores costes, pero mayores costes implican mayores precios y eso provoca irremediablemente quedarse fuera de los proyectos, a menos, claro está que la estrategia sea específicamente el body shop barato por volumen lo cual no es factible en una PyME.
6º) Los clientes compran cuando tienen cerca al proveedor
Hay lugares donde el mercado es demasiado pequeño como para que a las grandes empresas les compense mantener una delegación comercial. En tales casos la cercanía al cliente, y la capacidad para reaccionar yéndole rápidamente a ver cuando lo necesita, bien pueden cerrar el paso a alguien de fuera. El problema de esta ventaja es el mismo que el punto anterior: la geografía actua como una barrera para entrar, pero también para salir impidiendo a la empresa crecer más hallá de algún límite geográfico natural.
7º) Los clientes compran cuando confían
Es posible ganarse la confianza de un cliente a base de hacer las cosas bien y, de esa forma, dejar fuera de juego a cualquier competidor grande o pequeño. El problema de esta situación es que resulta imposible de sostener a largo plazo ¿Porqué? Pues porque cuanto más confía el cliente en el proveedor más cosa le encarga, es más, como confía, le encarga los trabajos más difíciles y comprometidos, y todo va bien, en principio, hasta que un día sucede una desgracia… El ejercicio de poder desgasta, tanto que en algunos paises la presidencia se limita, por ley a dos mandatos. Tarde o temprano se cae un avión militar o se hunde un petrolero, o se quema un bosque, o sucede cualquier otra desgracia fortuita y sobrevenida. Y entonces alguien aparece pidiendo la dimisión del «responsable» en la creencia de que si algo salió mal alguien tiene que ser necesariamente el responsable de ello, y, como el cliente no va a dimitir de su cargo (obvio) el que carga con el muerto es siempre el proveedor.
En conclusión, la guerrilla es eficaz pero es dura en la medida en que para resultar exitosa debe obtener mejores resultados que el oponente con menos recursos. Y eso es precisamente lo que suele suceder en una PyME.
Me imagino lo que algúno puede estar pensando: «¡Un momento! ¡Pero yo tengo una buena idea!» Si crees en una buena idea, quédate en tu casa: vivirás con un bonito sueño. Si piensas en montar una empresa excelente ¡suicídate! hazme caso, sufrirás menos ¿sabes lo que cuesta ser excelente todos los días? ¿sabes lo que cuesta pilotar como Fernando Alonso en cada carrera o chutar como Raúl en cada partido? ¿sabes lo que cuesta tener una empresa donde todos están permanentemente a ese nivel?
La habilidad necesaria en los negocios no aquella derivada de tener brillantez para una idea o capacidad de sacrificio, sino inteligencia para saber explotar los recursos naturales que ofrece el entorno.
Cómprate la saga de Rambo en DVD, por mala que sea, en ella descubrirás que para sobrevivir a la intemperie no hace falta saber coser ropa, ni tener una resistencia sobrehumana al frio. Lo que hace falta saber es cómo fabricarse un abrigo con un saco y una piel de cabra para no morir de hipotermia. Eso es guerrilla.
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