Moloriedad

Es un hecho empíricamente comprobable que para que un producto sea un superventas no es imprescindible que sea el más barato, ni el de mayor calidad, ni siquiera el de mejor relación calidad precio. En el mundo desarrollado, los factores clave para que un producto se venda como pan caliente son: a) que sea fácil de usar, y b) que «mole».
Cada 10% extra de facilidad de uso incrementa un 50% las ventas.
El concepto de «molón» es elusivo, porque tiene que ver con el diseño del producto, pero también con crear una sensación de exclusividad para lo que en realidad es un producto de consumo masivo que, normalmente, no es objetivamente muy competitivo.
En el mundo de la moda, las tácticas de marketing para posicionar productos molones existen de toda la vida. Pero en tecnología son algo relativamente novedoso que, de los grandes, prácticamente sólo Apple lleva años refinando.
Ayer volviendo del G Studio de Guide Wire Group en Zaragoza, donde, hablando de productos molones, conocí a los promotores de la empresa de smart apparel Innovalley, pero bueno, al caso: me topé en el AVE con un yuppie que iba con un Mac Book Pro y un iPad y esos cascos grandes que se han vuelto a poner de moda ahora. Y no es que no tenga sentido llevar un iPad en el tren, que, de hecho lo tiene, sino que es un poco absurdo llevar el iPad y el Mac Book. El gran logro de iPad es la supresión del ratón en el interfaz de usuario, el raton es difícil, cuando no imposible de manejar si estás con el ordenador en la cama o en el asiento de un transporte. Ese plus de ergonomía en si mismo lo convertirá en un éxito de ventas. Pero nuestro desconocido amigo yuppie no llevaba un iPad por su ausencia de ratón, ya que, de hecho iba usando el Mac Book. Llevaba un iPad simplemente porque mola mostrar un iPad en el tren.

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